Expectante y dispuesto a realizarlo con eficiencia, se pasaba largas
horas sentado frente a una enorme bola de cristal visualizando los sueños de
los mortales. Siempre atento a seleccionar aquél que fuera especial, que se diferenciara de los otros, que
contuviera una extrema dosis de locura, para luego tele transportarse
raudamente hasta el sitio donde había sido gestado, alcanzarlo con su red y llevárselo consigo.
En el
viejo castillo que habitaba, exhibía en las paredes de las habitaciones, su colección de sueños atrapados.
Los
había de todos los colores, formas y tamaños.
Porque la locura es como los perfumes caros, los más pequeños casi
siempre tienen una dosis mayor de concentración y son inigualables.
Su
única prohibición era atrapar sueños normales.
A
ciencia cierta no se sabe desde cuando fue empleado para tan minuciosa tarea,
se dice por ahí que hace tiempo se escapó de un hospital neuropsiquiátrico, pero se dicen tantas cosas, que vaya a saber uno sí son ciertas.
5 comentarios:
¡me divirtió mucho el texto! ¡beso, graciela!
Muy bueno Gra, adelante con tus escritos. tito
hermoso relato, imagino los sueños de los locos colgando de la pared, interesante, me encantó la prohibición de recolectar sueños normales. Lo dijo Charly en el Tuerto y el ciego "La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver mas allá" Felicitaciones Gra.
no duden q para escribir un texto asi, es q uno tb deposita algo, la locura acaso no es un estado bello para disfrutar? besos a todos
Muy bueno siempre nos identificamos con la locura SU
Publicar un comentario