sábado, 22 de octubre de 2011

Anticipo libro "Poliedros" Antología del Taller Literario "Los Lanzallamas"

Hoy: MERCEDES LAMAS en MAPERES



Esta vez fue Carmelina quien sentenció que todos los hombres eran iguales. Por eso, vos nena, no te cases. Y efectivamente ella, muy a su pesar, hacía caso a los decires de su madre, sus tías y de Carmelina. Ellas habían conocido varón, y, seguramente lo dicho y lo no dicho acerca del género masculino era tan cierto como los callos en los pies, pero eso era algo que Sara debía experimentar, sin mediadores o consejeros.
Tenía cuarenta años recién cumplidos y le seguían diciendo nena. La vida útil se le iba quedando atrás si quería ser madre. Y así, sin decir nada a nadie, fue a un Banco de semen. Mucho no sabía del tema. Casi nada. El CCB o el Premiun Ici y tantos otros  términos, eran desconocidos por ella hasta ese momento. 
En su casa, supieron de su embarazo cuando su panza ya era notoria. Su hermano de veintidós años estudiaba Medicina en la capital de Córdoba  y se alegró mucho por ese sobrino, que sentenció que querría como si fuese su propio hijo.
Le dijeron que estaba totalmente loca pensando en  traer un hijo a este mundo. ¿Acaso lo pensaron sus padres cuando la engendraron a ella? ¿ Cómo iba a mantener a ese niño o niña? Con el dictado de sus clases de inglés no era suficiente. Los de dentro y los de fuera de su casa opinaban sobre su elección. Pero cuando vieron a la hermosa niña, rubia, de ojos grises, saludable y endemoniadamente llorona, se olvidaron de sus afirmaciones y sólo escuchó de sus bocas palabras de contento.
Y el tiempo fue pasando y, la niña de nombre Lucía, fue creciendo, linda y segura. Javier,  para obtener ingresos y costear su carrera vendía su esperma. Pero esto Lucía nunca lo supo. Y Sara tampoco.

Anticipo libro "Poliedros" Antología del Taller Literario "Los Lanzallamas"

Hoy: FELIPE ANTONIOSA  (Tito Lucero) en poema sin titulo

Soy parte de un comienzo, el que se arropa en el presente.
Soy la silenciosa calma que respira, entre  triunfos y  derrotas.
Soy el camino inequívoco y la estabilidad sigilosa.
Soy la sombra del afecto y el deterioro que suspira.
Soy el brote que se funde en la raíz que me rodea.
Soy el hombre que  amalgama una piel que transpira al viento,  y unas manos que se arrugan con el tiempo.
Soy la luz inconmovible  y la humedad que tolera.
Soy el tonto que sueña, cuando escribe lo que piensa.