jueves, 2 de septiembre de 2010

TEXTO SIN TÍTULO POR JUAN ALBERTO LUCERO

De pronto tuve que abandonar a mis padres, las costumbres de mi pueblo. A mis pequeños y numerosos hermanos, las changas, y la vuelta al atardecer cargado de alimentos para paliar el hambre.
Nos llevaron muy lejos, a una tierra desconocida, nos decían que también era parte de nuestra patria, y había que defenderla. Cruzamos gran parte del océano a bordo de un barco, formados y exigidos a llevar un arma en las manos.
Éramos muchos los morenos, jóvenes y sin experiencia, apenas llegamos a la isla y llevando mucho peso sobre nuestra espalda, nos exigieron cavar. Había que enfrentarse al viento, al frio que llegaba desde todos los rincones de la isla. Mientras por las noches, nos quebrábamos en miles de pedazos, sosteniendo nuestra lealtad.
El hambre no nos dejaba pensar, el cansancio al final del día nos vencía, aunque siempre había alguien que nos gritaba, ¡A no dormirse soldados! De pronto, el cielo produjo destellos, sonidos de bombas, esos estallidos quebraron el viento, y nosotros sin saber cómo reaccionar. Nos llenamos de miedo, si hasta el que mandaba se le acabaron las palabras.
Nadie se movía, el cielo era nuestro techo, la trinchera nuestro hogar.
Pasaban los días, y ya no sabíamos contra quien combatir, si era contra el hambre o era por la paz. Las bombas y las balas se acercaban a cada segundo, al que mandaba lo habían matado, y nosotros sin saber cómo continuar.
Habíamos perdido fuerzas, el frio, el hambre, las balas y el viento no nos dejaron en paz. Nos descubrieron sumergidos en la miseria, nos mataron cruelmente, en nuestra tierra, la que jamás debemos de olvidar.

martes, 31 de agosto de 2010

EL TALLER por VICTOR GARCIA




El viento comenzó a soplar fuerte, fuerte.
¡Se está llevando las palabras!
Es una incongruencia descabellante
que imagine las puede llevar a todas.
El, no lo sabe, ¡ya hay quien cuida las letras!
Es un lugar donde las protegen, las miman
juegan con ellas y las arropan en un cálido papel.
A veces, allí, para sorpresa de los oídos
¡nace una nueva palabra!
y revolotea alegremente saludando
a quien la fecundó y a sus tíos literarios
porque el resto del taller somos sus tíos de tinta.
Que sople todo lo que quiera el viento
de la intolerancia y de la incomprensión
pero esté seguro, que mientras se abra la puerta
y llegue el coordinador, habrá palabras por todos lados.
En las mesas, en las sillas, en los muebles
y aunque no lo crea brotaran, sí brotaran
hasta de las paredes, ¡las palabras brotaran!

Dedicado a todos los Coordinadores y en especial

a Fabricio Simeoni.

domingo, 29 de agosto de 2010

CADÁVER EXQUISITO


Un gato pardo no es un gato trampero
hay gatos y gatos
depende de los ojos que los miren
y de la fragilidad de la noche
de las migrañas fraguantes y los jadeos
siempre tan fuertes y hondos
como todos los ronquidos…
Que resaltan en el silencio de la noche,
a pesar del ruido del silencio
Contemplo las estrellas lejanas
y un eclipse encandila la oscuridad
alumbrando mis sombras
mirando abismos insondables.



En la danza
todas embebemos de tigresas ocultas
todas recapitulamos la forma, en que,
de los ojos se resquebrajan intemperies, encima,
giramos sin cesar
hasta quedar borrachos
sin aliento
y con la cabeza girando
vuelo nocturno buscando el sol
se me escapa una lágrima
pero el arco iris siempre sale
a pesar de todo, la vida, es un misterio
siento…
que las tigresas siguen danzando
a pesar de todo
y a causa de ello.