Hoy: PATRICIA TORRES en Sueño 4
Libertad de ángel, ángel de libertad
El piso era de tierra, la habitación estaba pintada de un rojo mugriento, de un rojo obsceno e inmoral.
Bailábamos con nuestro sexo tapado por nebulosas que ocultaban lo prohibido, marcando lo necesario de su inexistencia. Igual éramos felices, nos reíamos en cada vuelta, en cada sonido.
En el sillón del fondo el diablo disfrutaba de su trono, con el tridente en la mano marcaba el compás y la sonrisa perversa anunciaba una tragedia.
Nos despertamos abrazados, desnudos, viéndonos y tocándonos, sin saber cuándo habíamos dejado de bailar, nunca más nos movimos al compás de la música, ni sonreímos, ni nos creímos merecedores de la felicidad.
Quedamos presos en nuestros deseos, incapaces de disfrutar de ellos por saberlos pecaminosos, pero también incapaces de presentar la renuncia.
No fue nuestra culpa, la responsable fue la cola del diablo que se metió dónde no debía, indicándonos lo prohibido, y a nosotros, se nos antojó irresistible.