viernes, 28 de octubre de 2011

Anticipo libro "POLIEDROS" Antología del Taller Literario "Los Lanzallamas"

 Hoy: PATRICIA TORRES en Sueño 4
 Libertad de ángel, ángel de libertad


El piso era de tierra, la habitación estaba pintada de un rojo mugriento, de un rojo obsceno  e inmoral.
Bailábamos con nuestro sexo tapado por nebulosas que ocultaban lo prohibido, marcando lo necesario de su inexistencia. Igual éramos felices, nos reíamos en cada vuelta, en cada sonido.
En el sillón del fondo el diablo disfrutaba de su trono, con el tridente en la mano marcaba el compás y  la sonrisa perversa anunciaba una tragedia.
Nos despertamos abrazados, desnudos, viéndonos y tocándonos, sin saber cuándo habíamos dejado de bailar, nunca más nos movimos al compás de la música, ni sonreímos, ni nos creímos merecedores de la felicidad.
Quedamos presos en nuestros deseos, incapaces de disfrutar de ellos por saberlos pecaminosos, pero también incapaces de presentar la renuncia.
No fue nuestra culpa, la responsable fue la cola del diablo que se metió dónde no debía, indicándonos lo prohibido, y a nosotros, se nos antojó irresistible.


jueves, 27 de octubre de 2011

Anticipo libro "POLIEDROS" Antología del Taller Literario "Los Lanzallamas"

Hoy: ALBERTO VÍCTOR GARCIA en Resolviendo el problema     

            Me apuntó con el revólver y me dijo:

- ¡Flaco, dame todo!
Miré alrededor y no había nadie que me socorriera. Encima la luz de la calle estaba mal y alumbraba poco. Después me di cuenta, que ese, era el lugar perfecto para un asalto y yo,  a las doce de la noche pasé por ahí, ¡solo!
Se me vinieron  mil ideas a la cabeza. Le doy una trompada y lo duermo. Le agarro el revólver, lo tiro contra la pared y le meto un  mata conejo en el cuello.
¡No! Ya sé qué hacer. Mejor le hablo y le digo que estoy sin trabajo y  lo único que tengo es para comprarle un remedio a mi vieja.
A ver, mejor le aplico un  poco de sicología, lo dejo hablar, que me  cuente  sus cosas, de   por qué se dedica a  robar, si  no tiene miedo que las cosas le salgan mal y termine preso,  con lo lindo que es andar libre.
Pensándolo  bien, es  medio  bajito, flacucho, un  poco  narigón, tiene  cara  de  no  comer seguido, esa remera le queda re grande y ni qué hablar del pantalón, para  que  no se caiga   lo tuvo que atar con una soguita.
¡Ma sí, le doy un  empujón y listo, cuando se cae, le pateo el arma y chau, a otra cosa mariposa.
¿Y si le manoteo el fierro y  lo llevo  caminando  hasta  la comisaría? Bueno la idea no es mala... pero si en el forcejeo se escapa un tiro y lo mato, ¡no, mejor no!
¡Ah, cómo no se me  ocurrió antes! ¡Ya  está! Meto la  mano en el bolsillo derecho, donde tengo diez pesos, se los doy, le digo que no tengo más y se va.
... ¡Puta, que frío que hace! Las doce y pico y  acá  solo, desnudo, no  pasa ni un taxi ni en pedo, ¡ni el celular me dejó!
¡¿Y ahora qué hago?!