jueves, 31 de mayo de 2012

TRABAJO DE MERDECES LAMAS


Era frágil y tenaz. En otro tiempo, de bonanza tal vez, o de despreocupación, había conocido las redondeces de la abundancia. No importaba nada. Ella lo seguiría adónde la llevase su arte. Un arte indiscreto y fisgón que perpetuaba a los hombres en donde éstos se hallasen.
La eternidad captada en momentos fugaces.
Avizoraba él río sabrumadoramente bellos, o árboles solitarios e innombrables, de tan hermosos.
Sus entrometidos ojos miraban más allá de su mirada.
Y fue así como un día o una tarde, no me acuerdo, ella no pudo seguirlo más. El pie derecho de él no pisó suelo seguro y cayó desde lo alto, fue una caída inexorable y fatal.
Y ella, su sombra, definitivamente lo abandonó