viernes, 24 de julio de 2009

AÑORANZA POR NORMA SALINAS



Yo contaba pocos años
Niña en albores de sueño,
Se teñía la inocencia
Con algún robado beso.

Las sendas de aquel paisaje
Recorridas a la siesta
Con el calor en la cara,
Con alegría de fiesta,
Con ese candor sencillo
Que la vida luego resta.

Vuelvo a la dicha lograda
En ese rincón de cielo
Donde florecía la gracia
De mi adolescencia en vuelo,
Donde quedaron recuerdos,
Donde me fui descubriendo.

Todavía me queda nuevo
El gusto a la fruta fresca
Que arrancando de los árboles
Se me antojaban estrellas,
Con un aroma tan dulce
Con una ilusión tan tierna.

Repasando la memoria
Con alguna brisa llegan
Esos ecos que quedaron
Dormidos duendes y siestas
Entre los pinos y sombras
Por donde dejé mis huellas.

Tanta nostalgia y vivencia
En letargo muda y quieta,
Cada tanto bostezando
Algún rumor las despierta
Y desborda la alegría
Para ser de nuevo fiesta.

Espacio de risa y canto
De juegos, de sol y de agua,
De amaneceres sin prisa
De anocheceres en calma
Donde la noche era luna,
Estrellas, sueños y almohada.


La vida fue dando brincos,
Saltando por mil quebradas
Dejando atrás tantos sueños
Tejidos en la esperanza,
Unos, verdades tan dulces
Y otros, verdad tan amarga.

Y aunque haya pasado el tiempo
Siguen viviendo por dentro
Se refrescan, toman aire
Y vuelven a seguir durmiendo.
Así transcurre la vida
Y la añoranza del regreso.

Norma Salinas.

Poema sin título de ELENA ARNÉ



El impulso de volcar en el papel
La incontenible catarata de la mente,
La piel, el corazón y el inconsciente
Y el recuerdo que dejó el momento aquel;
Permite que otro mortal con ansia extrema
Reciba el regalo de luz de su poema.

UN HIJO por CLAUDIA ACCOTTO



UN HIJO…

Es el regalo más hermoso,
más grande y valioso
que podemos recibir de la vida.

El milagro más maravilloso
es el amor de la pareja
tomando consistencia real
convirtiéndose en esa personita
que llega a nuestras vidas.

Es quien nos brinda el título de “Padres”,
un título para toda la vida.
Una profesión que no se aprende
en ningún lado,
vamos aprendiendo a medida
que esa pequeña criaturita va creciendo.

Un hijo es quien llena nuestros días
de luz, de alegrías, de amor.
También de incertidumbre, de dudas, de temores…
Pero es quien le dará un sentido al futuro.

En resumen, un hijo es
desde que nace,
la razón de nuestras vidas
pues ya no concebimos la vida
sin su presencia

Un Hijo es
el Milagro de Dios
más concreto y tangible
que cargamos en nuestros brazos.