viernes, 17 de septiembre de 2010

A VERO por LUCAS REANO

Verónica se viste de pétalo.
Llena su vientre de raíz
y sale a flotar sin tallo
sobre el manto sonoro
que dejan las campanadas.

Se hunde
si a su alrededor
ensordecen juegos
o ensucian de miseria
al don que caracteriza
la sabia que los surca.

Surge fuga
de la espalda desnuda
del cuello fino
de la delicadeza refracción
proveniente de la aspereza.

Hay humus
debajo de sus anhelos.
¿Habrá melodías
en su destierro?

A punto de parir
ella se encuentra.
Quema al presente
con sus temores
lógicos, inevitables.

El arribo a la novedad
pretende un nuevo nombre
que se tutee
con la falacia intempestiva
de la bandera adversaria.

Arremete al mundo
dentro del polen
que sus raíces
librarán a la ondulación
que escupe la campana,
y se bata a duelo
con la incertidumbre
para no llorar,
y para reemplazar
con su partícula osada,
ululante,
el badajo.