viernes, 18 de abril de 2008

El tiempo, por Cecilia Jacobo

Mi reloj

El mío.
Como cualquiera.
Como ninguno.
Marca.
Anda.
Exige cual tirano.
Entonces lo sigo.
No quiero pero debo.
Intento pero no puedo.
Está desde siempre.
Y es mi Dios que será.
Me apunta.
Me determina.
Segundea en el cuerpo.
Marca la huella cerebral.
Persiste dentro del alma.
Tic-tac; tic-tac; tic-tac.
¿Qué hora tendrá él para mí?.-



T odo amanece en el nuevo horizonte.

I rremediablemente el todo avanza.

E ntre innumerables ensayos y errores persiste.

M adura sin prisa y sin pausa.

P repotente choca con la curva final.

O caso de un todo: hombre que pretendía inmortalidad.

2 comentarios:

menta producciones dijo...

Bienvenidos y muchas gracias a Fernando por el hermoso espacio que nos ha dibujado, abrazos intersticiales Fabricio

Anónimo dijo...

¡Qué bien describís la mortalidad humana frente a ese aparatito llamado reloj y que denota lo efímero de nuestras vidas!
Grande Cecilia!!!