
Con el aroma a café impregnado en su garganta y el humo del tabaco perfumando su pijama, toma el diario, lo abre, lee los titulares y da vuelta la página. Sus ojos se encuentran con otros ojos. Pequeños, tristes. Suspira y lee: “Hambre y educación, deudas que ascienden y perjudican”. Sus párpados se cierran y dejan caer una lágrima de tinta negra sobre el rostro del niño.
1 comentario:
algo triste pero algo bueno debe suceder cuando las lágrimas se encuentran. ¿hasta dónde llega la crónica diaria, la transpolación y la empatía? al final, me hiciste emocionar.
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