miércoles, 25 de noviembre de 2009

AÑORANZAS por ANA MARÍA DAVIOU



Añoranzas

Jugábamos a volvernos invisibles
en las tranquilas horas de la siesta,
cuando en la casa dormían los abuelos
sus largos sueños de flores azuladas.
Mi hermana y yo nos convertíamos
en pasajeras de un viaje inolvidable,
silencioso secreto del desvelo insolente,
danzando entre el follaje,
atravesando paredes y fronteras.

Nos aguardaba la calle lisonjera
enamorada del sol y la ribera,
la lujuriosa mirada del estío,
el amor escondido en las esquinas
y entre canciones que ya nadie cantaba.

Hoy nos aguarda tan solo la esperanza
de volver a recorrer aquel paisaje,
de desandar calendarios y suspiros,
de volver a jugar con los espejos.
de volver a la vida, de escapar
del asedio inevitable de la muerte.

2 comentarios:

daniel eduardo dijo...

¡pero bien vale la remembranza!

Norma dijo...

Que belleza de poema Ana!! Me encantó leerlo y disfrutarlo.