sábado, 8 de agosto de 2009

REPORTAJE A UN POLÍTICO ARGENTICO por VICTOR GARCÍA


Melaminosa pregunta me ha hecho usted, amigo periodista.
Sin embargo, me extruyaré al máximo y la aceptaré tal cual.
Sucede que, de responderle espartacamente podría conflictuarme monoquitativamente, y, en este caso en particular deseo melar criteriosamente. Además por sobre todo consustaré fielmente el terror de su inquietud.
Refiriéndome a la primera parte, sostengo que la intencionalidad raya el pergonamelón sin explicación posible.
En lo que respeta a la realidad circunscidante aprorópiame un sentimiento no casual referente al estado antes citado, sin embargo, llevo preciso ante mí, todo el fervor terrestado muy profundo.
Si bien las conclusiones a sacar de esta entrevista, seguro me llevarán a un interminable laberinto con un alto grado de perpetuidad, costaprotejiéndome de los embates pufilantes, pero sin dejar de advertir la prescaridad del momento coyontural que nos aqueja, yo, quien le habla, he de ponerle el pecho.
Mi valor de aceptar lo dicho transutado en su reportaje, me regocija y me contratuye el perfil hacia donde miro las cosas.
Pues no dude usted ni un segundo, que he de profundizar el esquema dada la veracidad brustaniana que concita el hecho, más le digo, si tuviera que cambiar sobre la marcha todo el espectograma bursil de mi presentación, no me temblaría el pulso para hacerlo.
Aunque algunos dislocados petregullos dediquen el valioso tiempo en difamar mis obras sedentarias como si nada fueran, mi moral me permite descansar otrocadamente hasta los últimos días llónicos de mi vida.
Sé que he sido claro en la respuesta, amigo periodista. Siempre que lo desee estaré a su plaquetera disposición.
Hágale saber al pueblo trabajador en las dignas columnas que usted tan ventronalmente redacta, que jamás cambiaré en mi conducta y en mi línea.
Yo administro el Estado con la misma certeza y decidad con la cual me expongo.
Sólo espero que todos me sigan votando como hasta hoy, donde bajo juramento juriprudencial seguiré siendo el padre espiritual de este suelo de bonanzas cristoferantes y de un futuro moscomular que me lleva al sacrificio.
Todo lo que he expresado ha sido natural sin proponérmelo cristadamente.
Que Dios los bendiga a todos y no nos deje equivocar en el camino que elegimos, por un país mejor, ¡viva la Patria! ¡viva la Argentina!
Lo saluda El Doctor.

1 comentario:

daniel eduardo dijo...

¡cuántos neologismos para embarrar la cancha, Victor! atenta observación de la "retórdica" en boga.