Hoy: ALBERTO VÍCTOR GARCIA en Resolviendo el problema
Me apuntó con el revólver y me dijo:
- ¡Flaco, dame todo!
Miré alrededor y no había nadie que me socorriera. Encima la luz de la calle estaba mal y alumbraba poco. Después me di cuenta, que ese, era el lugar perfecto para un asalto y yo, a las doce de la noche pasé por ahí, ¡solo!
Se me vinieron mil ideas a la cabeza. Le doy una trompada y lo duermo. Le agarro el revólver, lo tiro contra la pared y le meto un mata conejo en el cuello.
¡No! Ya sé qué hacer. Mejor le hablo y le digo que estoy sin trabajo y lo único que tengo es para comprarle un remedio a mi vieja.
A ver, mejor le aplico un poco de sicología, lo dejo hablar, que me cuente sus cosas, de por qué se dedica a robar, si no tiene miedo que las cosas le salgan mal y termine preso, con lo lindo que es andar libre.
Pensándolo bien, es medio bajito, flacucho, un poco narigón, tiene cara de no comer seguido, esa remera le queda re grande y ni qué hablar del pantalón, para que no se caiga lo tuvo que atar con una soguita.
¡Ma sí, le doy un empujón y listo, cuando se cae, le pateo el arma y chau, a otra cosa mariposa.
¿Y si le manoteo el fierro y lo llevo caminando hasta la comisaría? Bueno la idea no es mala... pero si en el forcejeo se escapa un tiro y lo mato, ¡no, mejor no!
¡Ah, cómo no se me ocurrió antes! ¡Ya está! Meto la mano en el bolsillo derecho, donde tengo diez pesos, se los doy, le digo que no tengo más y se va.
... ¡Puta, que frío que hace! Las doce y pico y acá solo, desnudo, no pasa ni un taxi ni en pedo, ¡ni el celular me dejó!
¡¿Y ahora qué hago?!
2 comentarios:
Grande victor!!, muy bien desarrollado, sorprendente y cómico, como siempre......tito
desopilante y, como dice tito, un manejo excelente. ¡un maestro!
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