domingo, 19 de septiembre de 2010

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA EN ROSARIO -

LOS POETAS INVITADOS AL DISTRITO NOROESTE

Maritza Kusanovic Vargas nació en Punta Arenas en 1965. Publicó Erotema en 1995. Su poesía fue incluida en la antología "Poesía Insurgente de Magallanes" realizada por Pavel Oyarzún y Juan Magal. Formó parte del movimiento "Canto Fundamento". Editó "Hullablanca" en El surí porfiado ediciones en 2008. Tiene inéditos los poemarios "La ruta del nombre" y "Canybalada". Vive en Santa Cruz desde hace 35 años

POEMAS:
Otro seudo
Madre todos estos años
paseando el útero de aquí
allá el óvulo haciendo
un rojo un sepia un negro
Cada uno se rompe
como puede madre
he visto cosas
La belleza y yo nos separamos madre
Nunca fui niña No tuve dolor
No arrastré peso de alas
solo esta línea que me parte
y ordena
mitad pacífica mitad atlántica
madre
adaptarse es acostumbrarse al muro
Este músculo de pared pensada
Pensar que a veces
tengo suerte y me desgarro madre
y parece una boca de salida
Y esta mano no arde La húmeda
del interior siempre extranjero
Porque los ojos no quieren abrirme
abro los ojos madre
la herida mancha la mesa
Casi una palabra
Casi oída
Donde cae la gota respiro
Y también es falso madre

El tronco caido y las raices rabiosas
se preguntan Qué Pasó
¿qué pasó?
pasó que no quiso Ir Tan Lejos Para Matar si podía hacerlo en ese mismo campo
Uno no debe ser empujado a la antropofagia de comerse la propia cabeza
Pasó que No Quiso Ir Tan Lejos
y disparo ahí su locura
Es simple Es lógico
Ningún animal en su sano salvajismo gastaría músculo en semejante viaje si
Tirar La Sangre Es Lo Mismo Aquí o Allá
Salta a la misma velocidad y nos vacía con la misma intensidad
Esto es nada más que agilizar los trámites de la muerte. No importa el lugar
No hay que ser esencialista No escribirás lo singular Somos universales
Entonces qué joder?
Lo importante es volarte el cerebro
Arrancarte las piernas
Ese es el objeto en la mira Centrarse en la acción El suceso lo es todo
Querer no-ir Y saber que no se quiere
Qué importa una estrella en el pecho Una luna entre los ojos La bandera en el sarcófago Apunten esto El Enemigo Soy Yo
Apunten Descarguen en mi
Soy el muro de los lamentos Carguen tres veces en mi carne
Soy el camino al calvario Carguen mi carga
El enemigo Soy Yo por mi árbol


Horacio Fiebelkorn
Nació en La Plata en 1958. Vive en Buenos Aires. Fue coeditor del tabloide de poesía “La novia de Tyson” a fines de los 90.
Publicó Caballo en la catedral (1999), Zona muerta (2004), y Elegías(2008). Condujo los programas radiales “El cazador americano” y “La hora de los magos”, por radio Universidad de La Plata.






El temporal levantó los techos
El temporal levantó los techos,
cambió los ruidos de lugar,
barajó caras, pasos, nadie
levantó la mano. Pronto llegará el frío,
más vale reunir hojas para el fuego
antes de acariciar los bloques húmedos
o dibujar una cara en la arena de la plaza.
A la hora del fastidio y los despertadores
la noche guardará su música para el cuadro siguiente.
Nada más que el agua bajo los pies que me llevan
a ninguna parte.

La mano que empuja la hostia
La mano que empuja la hostia
en la boca del chico. La mano
que sostiene la copa con la hostia

frente al chico. La mano
que bendice a todos y cada uno
de los chicos de manos juntas

que forman hilera. La mano
que empuja la hostia en esas bocas. La mano
arzobispal que convida la hostia

en una foto blanco y negro. La mano
que diez años después acompañará gestos
de bendición para la entrega

de la carne y la sangre. La mano
que más adelante moverá el hábito
para empuñar su trozo nervioso.

La mano arzobispal que borra
de las calles el número,
de la muerte los nombres.

Espiral
3
Ella da la vuelta por la esquina,
se supone que sabe dónde voy a esperarla
pero da la vuelta por la esquina
junto al cordón y las llantas y restos de papeles.
Todo parece doler un poco más y ella
da la vuelta por la esquina
que gira en torno de la sombra de sus piernas
y voltea por el punto en que la espero
volver de su paseo en espiral.
4
Donde dice "saxofón" debe leerse
"dolor en el pecho". En la parte
en que alguien parece caminar hacia
la luna, este alguien se inclina y de rodillas
busca una marca de fábrica para el inodoro.
Donde se dijo "brindis" debe oírse un vidrio roto,
y cuando susurran eso que empieza con "a"
es preciso ver la herida mortal de un dedo índice
dibujando una letra en la ventana.

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