Fue una sucesión de emociones encontradas, su amigo lo invito a ver un video de treinta años atrás, para recordar momentos vividos.
En cierto momento vio un rostro, aparentemente olvidado, fue como si un rayo atravesara su mente.
Hacia tanto tiempo que esos fantasmas que lo atormentaban en sus sueños habían desaparecido.
Pensó compartirlo con su hermano, la voz le palpitaba en el pecho como si hablar le hiciera daño.
Estaba temblando. La ira le hinchaba los músculos y se revolvía en sus entrañas.
No pudo articular palabra y se fue después hablarían.
Retroceder en el tiempo y volver a ver ese hombre de penetrantes ojos negros, que creyeron era su amigo y compartían guitarreadas, canciones, rondas de mates y alguna confidencia.
Hasta que una noche fatal que se reunieron.
La casualidad quiso o el azar quiso que faltaran varios entre ellos su hermano menor.
Y vinieron ellos erigidos en dueños de vidas y los desaparecieron, desmantelando por completo donde se reunían.
Mil preguntas comenzaron a danzar en su mente, empezó a averiguar que había sido de ese cobarde, supo que se hallaba escondido como las ratas (con perdón a ellas), su valentía de la cual se vanagloriaba, no era tal.
Tenía que esconderse para ver a sus seres queridos, ese es parte de su castigo.
El de Dios le va a llegar sin duda.
Quería visualizarlo en su memoria. Después de mucho tiempo y solo vio, un cadáver blanco fantasmagórico envuelto en una nube negra, como su vida.
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