lunes, 7 de septiembre de 2009

OPUESTOS por MABEL DÍAZ


Una mesa extensa y espejada
ávidas miradas se reflejan
Ojos de buitres
donde los ángeles
jamás pudieron
posar sus alas.
Bocas aduladoras.
Palabras resueltas
salen de sus labios.
Entre tantas manos ampulosas
un anillo se destaca
sudando con intensidad
el frío brillo del oro.

En otro lugar, otra mesa
se nota que ha sido agrandada
en reiteradas ocasiones.
Una mano desnuda
hunde el cucharón en la olla
platos de lata
miradas mansas
saliva amarga
esperan con respeto
el magro alimento
antes de saciar el hambre
rezarán.
La dura realidad de la pobreza
los golpea día tras día
sienten la necesidad
de pedir perdón
por los pecados

1 comentario:

daniel eduardo dijo...

es muy conmovedora la escena, Mabel.