domingo, 26 de julio de 2009

VISITANTE NOCTURNA por MERCEDES LAMAS

Ayer una hormiga vino a dar a mi mesa de luz. Me quedé observándola largo tiempo. De niña la hubiese quemado con una lupa. Cuando uno es niño suele ser perverso. Pero se salvó porque ya no soy niña, tampoco soy perversa y además era de noche y no hubiese podido usar mi lupa.
Trepó afanosa una pila de tarjetas Portfolio (que nunca controlo) y ascendió así al estuche donde guardo mis lentes de contacto. A pesar de estar cerrado, debía tener por fuera un gustito salado, por la solución que tiene dentro cada compartimiento ya que permaneció en él largo tiempo; primero en el derecho y luego en el izquierdo. Me parecía que lamía o algo parecido, sus patitas.
Luego trepó a mis anteojos de sol y creo que se miraba en los cristales espejados, porque me pareció que hizo una mueca. No podría asegurar si guiñaba un ojo pero lo parecía.
Recorrió luego un libro de poesías de Juarroz y creo que, como se trataba de la Poesía Vertical, no pudo tolerar la horizontalidad de la situación y pasó entonces a El Segundo Anillo del Poder. La vi hincharse poco a poco y adquirió ante mis ojos una dimensión tan grande como la de un tomate perita.
Me asusté. Me asusté muchísimo y cuando estaba apunto de aplastarla con el libro El Peronismo, se metió en La Venta de la Casona.
Ahora que se arreglen los que compraron la casona. Yo por suerte no la vi nunca más.

Mercedes Lamas


1 comentario:

daniel eduardo dijo...

¡bárbaro, Mercedes! ¿te comenté lo de mi poema "la hormiguita viajera?