Mi reloj
El mío.
Como cualquiera.
Como ninguno.
Marca.
Anda.
Exige cual tirano.
Entonces lo sigo.
No quiero pero debo.
Intento pero no puedo.
Está desde siempre.
Y es mi Dios que será.
Me apunta.
Me determina.
Segundea en el cuerpo.
Marca la huella cerebral.
Persiste dentro del alma.
Tic-tac; tic-tac; tic-tac.
¿Qué hora tendrá él para mí?.-
T odo amanece en el nuevo horizonte.
I rremediablemente el todo avanza.
E ntre innumerables ensayos y errores persiste.
M adura sin prisa y sin pausa.
P repotente choca con la curva final.
O caso de un todo: hombre que pretendía inmortalidad.
2 comentarios:
Bienvenidos y muchas gracias a Fernando por el hermoso espacio que nos ha dibujado, abrazos intersticiales Fabricio
¡Qué bien describís la mortalidad humana frente a ese aparatito llamado reloj y que denota lo efímero de nuestras vidas!
Grande Cecilia!!!
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