Crecido río que viaja,
alforja de peregrino.
Espejo que a la deriva
lleva el cielo en su camino.
Tu voz, agua que es promesa
baña esperanzas curtidas
juncos y camalotales
susurran en las orillas.
Acompañando, los pájaros
besan las tardes dormidas,
meciéndose en el follaje
cuajando su trino en risa.
confiado silva el isleño
su serenata a la vida
dando gracias por el pan,
cosecha y pesca del día.
No anhela poder alguno,
sus metas son bien sencillas.
Que no nos falte el trabajo
Y la paz nos de alegría.
Norma Salinas
1 comentario:
el río cuanto inspira, su gente, su todo, hermoso poema, muy buenas descripciones, me gusto, lo he disfrutado. besos
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